En el momento de volver su vista hacia él, su amado la observaba, acariciaba su espalda, cada sombra y cada linea, la besaba con verdadera pasión, y mientras eso ocurría, los pensamientos de ambos se cruzaban.
Desde hacia tiempo habían hecho una apuesta a través de un juego y de un cortejo.
Ella le hablaría a través de palabras de amor, y el utilizaría todas sus artimañas para llevarla al goce de ese amor, que ella reflejaba mediante estas palabras.
Para ello, ella cambio su postura y se inclinó para que se observará toda su belleza, a través de un hermoso alfiler que recogía su cabello, dando lugar a la observancia de todo su rostro. Y a partir de ese momento empezó a sonar su voz bella y melodiosa:
Mis cabellos son sedosos
como una maraña
que son tejidos
por numerosas arañas.
Mientras, el recorría con sus labios su terso cuello, y entonces la miraba para ver que sucedía en ella, pero ella sonreía para seguir con el cortejo, y retirando su rostro de su presencia, volvía a observarse y controlar su pasión, y volver a recitar:
El aire lleno de calor
penetra en mi interior
para encender cada fibra
que existe en mi corazón
Y el queriendo igualar el perfecto juego de ella, controlando su pasión, fue recorriendo con sus dedos cada palmo de su cálida piel. Inicialmente, empezó por los dedos de sus pies, acariciándolos y besándolos, con ternura e imitándola en ese momento, empezó a relatar:
Tus ojos son como una luz
que al abrirlos
mis sueños se encienden
como una vela
al prender la llama
Entonces, ella juguetona sonreía y cuando el quiso atraparla entre sus brazos, ella se escapó. Y ella volvió a mirarlo con coquetería, y cambiando de postura, cruzó sus piernas...
Mi boca son el filo
de una ardiente llaga,
que con tus besos supuran,
y con tus infieles palabras,
rasgan.
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