Es la época de la postguerra, y la vida de los españoles, además de ser triste es penosa económicamente hablando, existe aún un periodo de autarquía, lo que significa una escasez de todo.
Eliseo, el padre de Camilo Sesto trabaja duro en su empresa de Reparaciones Eléctricas Eliseo Blanes Mora. Esta era una empresa familiar, debido a que en ella trabajaba toda la familia, mujer e hijos inclusive. Gracias a ello, su padre pudo comprarse una moto Iso-moto.
Camilo Sesto para contribuir en el sostén familiar decidió ponerse manos a la obra, y para ello dibujaba algunas laminas de papel en blanco, y al fondo de su habitación un caballete con un lienzo preparado para crear. Con el tiempo gracias a una amiga pudo contactar con un marchante de artistas de Alcoy, el cual tenia una tienda.
Este marchante estaba relacionado con gente entendida en arte de toda España y algunos países extranjeros. Por ello, Camilo empezó a ahorrar algo de dinero, gracias a las pintura que mandaba a la tienda del marchante cada cierto tiempo. Cada pintura tenia un precio, que se media por el tamaño y la técnica empleada.
Como el arte no es algo que se aprenda del aire, Camilo decidió pintar bien, y para ello se matriculo en la Academia de las Bellas Artes en Alcoy. Las clases era por las tardes después de comer. Tanto era la obsesión de este por la pintura, que hasta su madre se preocupaba porque lo tomaba demasiado en serio.
Mientras estudiaba podía trabajar en el taller del padre, pintar, pasear y saludar a los amigos, conocidos y vecinos.
Borrachina era un amigo de Camilo de la infancia, y entre ambos se habían fraguado una ilusión, poder dedicarse a la música, y para ello no restaron sacrificios para realizar sus sueños. En esos momentos, para Borrachina era la música, y para Camilo la música y la pintura...Sus dos novias
Es lindo escuchar estas historias de la juventud de Camilo donde nos podemos dar cuenta que siempre busco el perfeccionismo en lo que hacía como el tomar clases para hacer sus cuadros, gracias un beso.
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