Como ya relate hace unos días, cuando se inicio el mes de julio del año 1965, aparecieron cuatro chicos jóvenes de Liverpool, para Camilo este grupo eran para él unas estrellas, que se habían posado en pleno centro de Madrid, y donde muy pocas personas tendrían derecho a ser unos exclusivos espectadores, por el hecho de que las entradas para poder verlos eran muy caras.
Debido a ello, Camilo comenta que en la plaza de toros, donde se celebraba tal acontecimiento, habían muy pocas personas. ¿Porqué? Las entradas eran muy caras, nada menos que de cuatrocientas pesetas, casi nada. La razón mas normal es que Los Beatles cobraban ya en esa época unos cuatro millones de pesetas por cada actuación.
La actuación del grupo quedo eclipsada por el ambiente que existía en España, hemos de recordar que existía una dictadura, y a pesar de no ser lo que era en un inicio, aún existía un miedo y un recelo hacia lo que no era español, aunque en su interior los españoles vivían y deseaban una brisa de modernidad, por ello, todo ello era una gran impostura.
Y si para la mayoría de los españoles aún les impedía ver las cosas con otro color, para los mas jóvenes el grupo musical británico era un vendaval de aire nuevo, y como cuenta Camilo: allí estaban todos desde Price hasta los del barrio de la Usera, desde los que se habían iniciado bailando el twist hasta las chicas de uniforme de la escuela, y que se disfrazaban de mayores para representar que tenían mas edad, algo tan cotidiano como la vida misma, pues cuando se es joven se quiere ser y realizar lo que no se puede hacer, lo prohibido es algo secreto, sorprendente y codiciado como un tesoro..
Los jóvenes deseaban tocarles, hablarles y preguntarles, pero estos músicos no eran unos cualquiera, al contrario, estaban rodeados de policías, lo cual hizo imposible el acercarse a menos de cien metros, no fuese que estos les inyectase algún veneno que les inoculase las creencias que desde el exterior de España se abrigase, como si fueran la manzana o la serpiente de la sabiduria, pero para Camilo aquella experiencia fue inolvidable y grandiosa, tanto como para no olvidar jamás.
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