Después de recorrer los lugares que iban indicando los distintos jóvenes al preguntarles en que sitio ellos iban a divertirse, el grupo se dirigió a un lugar parecido a una caverna, según pensaba Camilo.
Por sus palabras se deduce que no le gustaba de ningún modo, era muy grande y horrendo, y sus paredes estaban muy sucias y húmedas, es decir, que cualquiera era capaz de apoyarse en ellas.
Al principio la experiencia no fue buena, pudo ver un tipo con un vestido negro, adornado de cadenas, con pelo largo, unas grandes gafas, y otro empezó hacerle burlas mientras bailaba.
Entonces Camilo harto de estar de esta manera, decidió abandonar el micrófono, y lanzarse a la pista.
Empezó a bailar y mover el esqueleto, su confianza de hacerlo bien al bailar rock and roll era grande, y tanto que era así, que se metió a todo el mundo en el bote, y como cuando cumplió los dieciséis años todo el mundo le hizo el corro.
Al terminar la actuación el tipo le abrazó y le pidió que fuera parte de su grupo, tanto les gusto, que no le importo darle el testigo como líder de ellos. ¿Porqué?
Porque Camilo cantaba y bailaba como un dios, según pensaba el tipo.
Según comentó Camilo, este grupo estaba formado por grandes bailarines, todos ellos profesionales del rock and roll. Además, estos eran muy peligrosos, pues iban cargados de cadenas de motos, de cuchillo. Lo peor de todo era que eran los dueños de "Los Boys".
Lo mejor para Camilo fue que estos le tomaron cariño y admiración, y se convirtieron en sus protectores, y sus chicas eran las chicas del grupo de Camilo.
Gracias a esta amistad consiguieron que le contrataran en el garito. Les pagaban una miseria, pero eran tan jóvenes que no les importaban, y se sentían tan contentos como unos niños, pues se divertían actuando allí. cantaban y bailaban.
A partir de ahí el mundo se iba abriendo semejante a un horizonte abierto, y el espacio se iba ensanchando poco a poco, sin prisa hasta hacerse un poco mas grande, y así dar la oportunidad de poder disfrutar un poco mas, de lo que todos ellos soñaban, el de poder triunfar
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